Desde 1907 se alza en la comuna de La Cisterna la que fue una urbanización habitacional satélite creada por españoles. Allí la Colonia Hispana conmemoró en 1909 por primera vez, de forma pública y masiva, el 12 de octubre
Sus vecinos han mantenido la devoción a la Virgen del Pilar, cuya imagen, expuesta públicamente en lo alto de un pedestal, fue entronizada en 1910
Juan Antonio García-Cuerdas
A mediados de la primera década del siglo XX un entusiasta grupo de españoles liderados por Manuel Pombo Díaz, Juan Llamazares Fernández, Antonio Bejide y Marcos Rivera decidieron crear una comunidad mercantil denominada Población Nueva España. Su objetivo era la compra de un terreno, de aproximadamente cincuenta hectáreas, ubicado en lo que es hoy la comuna de La Cisterna. Aquel deslindaba al norte con el camino El Parrón (es la actual avenida de ese nombre en el paradero 21 de la Gran Avenida); al sur con la Población Biaut; al poniente con el Camino Lo Ochagavía (actual Ruta 5-Panamericana) y al oriente con predios agrícolas, que lo distanciaban unos setecientos metros de la actual Gran Avenida.
En este terreno se desarrolló a partir de 1906 un loteo y urbanización de noventa amplios sitios destinados a “villas de recreo”. Se trazaron cuatro avenidas, tres calles y dos plazas, además se levantaron un almacén para la venta de víveres y un “casino” como lugar de encuentro y recreo de los vecinos. Los españoles que formaban parte inicialmente de esta comunidad, además de los señalados al comienzo, fueron los siguientes: Luis Agulló, Martín Alujas Aris, José Arbea Pemán, Antonio Badía, José María Couso Pérez, Ramón de la Vega Córces, Juan Delfau, José Forteza Ubach, Gregorio García, Juan Ibáñez, Eduardo Jaquen, Eusebio Llamazares Fernández, Juan Martín, Antonio Matute Sánchez, Antonio Montero Bindis, José Noriega de la Vega, José Ventura Palacios, Antonino Pascual Casado, Sebastián Pueo San Martín, Juan Puigrredón Mora, José Roel, Dámaso Ruiz Redondo, Ramón Salazar, Jacinto Sánchez Toral, Felipe Solé e Isidro Tort Rodó.
Las vías públicas de esta Población fueron denominadas con nombres alusivos a España y a la hispanidad, como muestra del entrañable afecto de los comuneros a la patria lejana. Así surgieron las calles Isabel la Católica, Colón, Hispanoamérica, Chile-España y Virgen del Pilar. Como también las plazas Miguel de Cervantes y Emilio Castelar.
La Población Nueva España se conectaba con Santiago mediante tranvías eléctricos. Estos circulaban desde el centro de la ciudad por la calle San Diego y luego, entre campos y viñedos, por la actual Gran Avenida, hasta llegar a la estación del poblado de Lo Cisternas. Desde allí, un “ferrocarril de sangre” (tirado por animales) entraba a la Población hasta la plaza Cervantes. El viaje duraba en torno a una hora.
El año 1909 la directiva de la Comunidad, encabezada por su presidente Antonio Montero Bindis, organizó la ceremonia inaugural de la Población Nueva España, fijándola para el 12 de octubre. Fecha en que además conmemorarían el arribo de Cristóbal Colón a América y celebrarían la fiesta de la Virgen del Pilar. Llegado el esperado día, acudió una multitud de españoles con sus familias, deseosas de participar de los actos programados en esta cita campestre en torno a la Plaza Cervantes. Relata un cronista que “A tanto llegó el entusiasmo y la concurrencia de público que la fiesta hubo de repetirse al año siguiente”.
A inicios de 1910 un grupo de señoras de los comuneros reunió fondos con el fin de encargar la confección de una imagen de la Virgen del Pilar y alzar un pequeño santuario para ella. Con premura la Comunidad se ocupó del basamento y arreglos necesarios para asentar la efigie sagrada en un terreno situado en la calle que lleva su nombre. De modo que ese año junto con la segunda celebración del 12 de octubre se entronizó solemnemente la Virgen en el mismo lugar en que hasta hoy se halla. Como consecuencia del carácter multitudinario que alcanzaron los festejos, el año 1911 se trasladaron a los espacios abiertos de la Quinta Normal y poco después a los del Parque Cousiño (actual Parque O’Higgins). Asimismo, animados por este ejemplo, en las provincias del norte y sur de Chile las respectivas colonias de inmigrantes españoles comenzaron también a desarrollar actividades conmemorativas públicas ese día. Desde 1911 la fiesta comenzó a ser reconocida por el gobierno chileno concurriendo a ella el ministro del Interior y otras autoridades. Una década más tarde, en 1921, se instituyó oficialmente el 12 de octubre como día feriado local. España lo había hecho en 1918.
Algunos apuntes finales acerca de la Población Nueva España. Hasta que fue inaugurado el Estadio Santa Laura en 1923, situado en la comuna de Independencia, la Población acogió un gran número de festividades de la colectividad española. Allí los gallegos celebraron su primera fiesta institucional el 6 de enero de 1914 y los riojanos festejaron a su patrón San Mateo a lo largo de varios años. La Población fue la meta o largada de pruebas atléticas y ciclísticas de largo aliento, entre otras actividades deportivas. El vínculo de la colonia con la Población que más tiempo perduró, hasta inicios de la década de 1940, lo constituyeron las romerías efectuadas por las damas españolas. Estas, ataviadas con trajes típicos, llegaban hasta el santuario al aire libre de la Virgen del Pilar los 12 de octubre, ocasión en que se efectuaba una misa de campaña.
Hoy, transcurrido más de un siglo de su inauguración, la Población Nueva España –que ha visto grandes cambios con el paso de las décadas–, sigue manteniendo su impronta fundacional, singularizada por su nombre, el de sus calles y por la devoción que la Virgen del Pilar concita entre sus vecinos.
Agradecimientos: A don Rolando Chateauneuf Deglin, quien gentilmente respondió mis consultas sobre algunos aspectos de la Población Nueva España.