El 10 de septiembre del año 1229, el rey Jaime I de Aragón, apoyado por las fuerzas de Marsella, Narbona, Génova, así como por la Orden del Temple y la Orden del Hospital de San Juan, inició la conquista de la isla de Mallorca, que duró dos años.
La principal ciudad de la región, que correspondería a la actual Palma de Mallorca, fue tomada en diciembre del primer año, sin embargo, la resistencia almohade permaneció en las montañas hasta 1231.
El desembarco estaba previsto por la bahía de Pollensa la tarde del 10 de septiembre tras un pacto cristiano realizado con uno de los caciques locales. Un temporal obligó a Jaime I y su flota a cambiar de planes y desembarcar horas después, a medianoche, en una zona situada al sur de la isla, en la actual Santa Ponsa.
Dos días más tarde se libró la batalla de Portopí, entre los atacantes y las tropas musulmanas comandadas por Abú Yahya. Considerada como una de las contiendas más importantes de toda la conquista, parte de las tropas cristianas se vieron intimidadas por la posición ventajosa, en las montañas, de los musulmanes, así como por su exitosa escaramuza contra la tropa de vanguardia invasora. La insistencia de los comandantes cristianos para iniciar una batalla abierta dio inicio a una contienda para la que los hombres de Jaime I eran superiores en número y equipamiento. Los almohades, finalmente, tuvieron que retirarse.
Fuente: Infodefensa